Leonel Jiménez
redaccion@aldia.co.cr

Don Eduardo Li ha creado un sinfin de dudas y toda la inseguridad alrededor de la selección nacional.

El encargado de direccionar a Hernán Medford en sus desaciertos, ve muy fácil salir para Argentina cuando lo pudo haber hecho antes o después; ya que este programa de apoyo al fútbol menor está listo desde hace más de dos meses.

Un presidente que no tiene carácter para imponer su jerarquía al cuerpo técnico de la Tricolor. Él dice no saber de fútbol.

Bueno, don Eduardo, ¿con quién se asesora usted para decirle a Hernán que necesitamos una selección estable, donde haya un mínimo de nueve jugadores en la cancha para cada juego amistoso u oficial?... Como ocurre en todas las selecciones del mundo.

Que debe realizar un zarandeo, ya que algunos jugadores de nombre, vienen de fracaso en fracaso. Que había que viajar a Europa a observar el trabajo y rendimiento de cada uno de los jugadores, y a conversar con los técnicos de estos. Que debe ir a los estadios y vigilar de cerca el comportamiento de los jugadores, etc, etc.

Don Eduardo, luego de “gavetear” durante una semana la destitución del seleccionador, toma el avión y se va para Buenos Aires, dejando una estela aún mayor de dudas.

Ahora regresará, con quince días perdidos, si es que se iba a tomar alguna decisión, y aquí los “chicos” de la pluma y del micrófono “desesperados” por conocer cuál será su posición.

Todo esto siendo el comité ejecutivo un cuerpo colegiado, porque los restantes miembros no toman la decisión y le piden el voto por teléfono al señor Li. Señores, más claridad.