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Así recuerdan políticos ticos la influencia del líder cubano en nuestro país La profunda huella de Fidel Castro en Costa Rica Desde contar con ayuda de ticos en los inicios de la guerrilla en la Sierra Maestra hasta ser inspiración y soporte de grupos radicales y de la conspiración para derrocar a Somoza Ronny Rojasronnyrojas@aldia.co.cr “Si yo fuera nica, sembraría de flores la frontera con Costa Rica. Los nicas deberían agradecer a Costa Rica porque si no fuera por su ayuda, todavía tendrían a Somoza en el país”. Así recuerda el exministro de Seguridad Juan José Echeverría Brealey las manifestaciones del octogenario líder comunista de Cuba, Fidel Castro, al referirse a las relaciones de Costa Rica y Nicaragua. Echeverría, quien en los años 70 y 80 tuvo una intensa relación con Castro y acciones del Frente Sandinista para derrocar en 1979 a Somoza en Nicaragua, contó que Fidel le hizo tales manifestaciones en uno de sus encuentros. La huella de la influencia y penetración de Castro, sus agentes y movimiento en nuestro país es ratificada por políticos costarricenses que estuvieron al tanto de sus andanzas, fueron partícipes de sus planes aquí o chocaron con quienes se inspiraban en su radicalismo para la toma del poder. Una temida figura de la policía secreta cubana, Renán Montero, quien llegó a ser oficial del máximo soporte de los hermanos Ortega en Nicaragua y a quien medios internacionales suponen ligado a actos terroristas, forma parte de las hondas ramificaciones del castrismo a lo largo de su influencia en la región y Costa Rica. El enemigo es amigo La influencia del castrismo y sus agentes en el país fue controversial durante la insurrección que llevó al poder a los sandinistas. El 27 de diciembre de 1978, el entonces ministro de Seguridad, Echeverría Brealey, supo que Anastasio Somoza planeaba atacar Costa Rica, motivado por el apoyo del país al ejército sandinista, en la frontera norte. Tras fallidos intentos por conseguir armas para defender el país, Echeverría acudió al general panameño Omar Torrijos, quien, a su vez, le manifestó que se las pediría a Fidel Castro. “Al presidente Rodrigo Carazo no le importó que Panamá las pidiera a Cuba”, contó Echeverría. Así llegaron en varios vuelos, provenientes de Panamá y Cuba, ocho baterías antiaéreas llamadas “cuatro bocas”, de fabricación China, que fueron ubicadas en distintos puntos del país. Por estos hechos la Asamblea Legislativa censuró a la administración Carazo. En 1981, cuando Echeverría conoció a Fidel en Cuba, el exministro le agradeció las armas. “Lo que nos hubieran pedido se lo habríamos dado”, respondió Castro. En esa época, Cuba siguió enviando armas desde Panamá al ejército sandinista, y pasaban por Costa Rica con el consentimiento del gobierno de Carazo. “Lo sabíamos, pero no hicimos nada para evitarlo. El enemigo de nuestro enemigo se convirtió en nuestro amigo”, dijo Echeverría. Esa estela de conexiones era de más larga data. Sueños radicales Con la llegada al poder en Cuba de Fidel Castro, en 1959, mediante el Partido Comunista, se desarrollaron en América Latina movimientos políticos de izquierda, inspirados en el comunismo y las luchas revolucionarias. En Costa Rica, se creó la Sociedad de Amigos de la Revolución Cubana en 1959, dirigida por Francisco Gamboa, exdirector del periódico “Libertad”. Con apenas 13 años de edad, Vladimir de la Cruz, hoy historiador, se unió a ese grupo. “La embajada cubana permitía la divulgación de revistas y folletos con mensajes de Fidel y se estimuló la creación de partidos de izquierda”, contó De la Cruz. Entre esas agrupaciones estaba el Partido Acción Democrática Popular que llevó al Congreso a Julio Suñol, en1962, como diputado de izquierda. “Aquí se vivía un ambiente democrático, pero también hubo represión”, aseveró De la Cruz. Fue Francisco Orlich, para entonces presidente de la República y quien había escuchado a Fidel pocos años antes en la casa de Daniel Oduber, el que la emprendió contra estos movimientos. Se ilegalizó el diario “Adelante”, que dirigía Joaquín García Monge, quedó prohibido viajar a Cuba y, ocasionalmente, se decomisaban en las fronteras libros y revistas de corte comunista. La aventura de Castro también inspiró a grupos radicales en Costa Rica, que incluso pensaron en las armas para acceder al poder. El exdiputado Sergio Erick Ardón fundó el Partido Revolucionario Auténtico en 1963. “En un momento, creímos que no había otro camino que la lucha armada, pero no teníamos criterios maduros ni conocíamos bien nuestro país y nos equivocamos muchas veces”, dijo Ardón. “Queríamos tomar el poder para desarrollar esos sueños de justicia de los que se hablaba”, añadió el exlegislador. Esa radicalización de algunos sectores, que no pasó de ideas y actividades aisladas, distanció al Partido Comunista, fundado por Manuel Mora en 1931, de los otros partidos de izquierda, explicó el analista Rodolfo Cerdas. Mora creía en una revolución pacífica y se opuso a cualquier acción armada, contó a Al Día su hijo, Manuel Mora Salas. Pasados los años y aplacadas las intenciones militares, llegó la revolución sandinista a Nicaragua, que vinculó nuevamente a Fidel Castro con Costa Rica.
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