Alexander Aguilar
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Pérez Zeledón. Raras veces un partido sin goles cumple las expectativas de unos y otros, pero ayer sucedió en San Isidro de El General, donde Pérez Zeledón y Alajuelense no se hicieron ni un rasguño, en el juego de ida de la semifinal del Torneo de Verano.

No se hicieron ni un rasguño por incapacidad ofensiva. Incapacidad mayúscula porque sureños y rojinegros se dieron gustos fallando opciones. Qué bárbaros y cuantas oportunidades claras se comieron. Muchísimas. No menos de cinco por bando.

Así las cosas el partido era para llenar de goles las gargantas de los aficionados que abarrotaron el estadio de Pérez Zeledón, ayer con una gramilla impecable, pese a que recibió la visita de la lluvia.

Fue uno de esos juegos en que el gol no hizo falta para salir satisfechos con el espectáculo, con la dinámica de juego, con el ir y venir de las transiciones a gas pegado. El gol no hizo falta a la vista de los que veíamos el partido sin pasión alguna, cosa que no pueden decir los generaleños, que ahora se jugarán todo o nada de visita, como en el Rosabal Cordero. ¿Serán capaces de otra gesta?

Situación diferente hubiera sucedido si Diego País, Freddy Fernández, Tirso Guío y Luis Stwart Pérez hubieran metido alguna de las tantas que les quedaron frente a Wardy Alfaro, quien en unas salvó y en otras la suerte fue su fiel compañera, para evitarle un mal rato con más dolor.

Algo parecido sucedió en el área de Dexter Lewis, donde Víctor Núñez, Winston Parks, Eliseo Quintanilla y Kenny Cunningham se dieron gustos tirándolas fuera del marco. Los cuatro tuvieron chances claritos, claritos.

Tantas opciones malogradas y al final un 0-0 inmenso que deberá romperse pasado mañana, en la gramilla manuda.