Lunes 20 de octubre de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Columna de opinión
Pido la palabra: Temporal

Ana Coralia Fernández
Periodista
paradigma@racsa.co.cr

Nos ha dado duro el invierno y no podemos dejar de pensar en quienes han vivido en carne propia las consecuencias de una naturaleza furibunda.

Pero más que pensar, debemos actuar, desde lo que podamos y sepamos. No limitarnos a lo que dicen las noticias o a lo que haga la Comisión de Emergencias. No hay que decir ¡Qué barbaridad!, y seguir la vida como si no fuera con nosotros.

Porque mientras haya una sola persona con hambre y con frío, una sola casa arrasada por la corriente del río, un techo o un árbol que sirva de isla a una familia aterrorizada, nadie puede estar bien y sentirse seguro.

Empatía y solidaridad son siamesas. La primera nos deja sentir y pensar cómo estarán los otros. La segunda, nos deja actuar y resolver en lo inmediato. Si dejamos morir a cualquiera de ellas, sin remedio desaparecerá la otra.

No tienen que ser grandes obras, ni debemos esperar a que nos convoque la prensa o la Cruz Roja para alistar cajitas de leche, un atún o un rojo por un hermano. ¡Preguntemos, exploremos, hagamos!

Estoy segura que en el barrio o comunidad, alguien no la está pasando bien; quizás un adolescente duerme bajo una caja de cartón o hay una familia de esas que no piden, pero que siempre necesitan.

La lluvia viene y se lleva en la correntada, vidas y esperanzas, pero es pasajera.

Lo que debe ser permanente y sólido es ese dique de amor e inclusión que dé a los que menos tienen dignidad y la sensación de no estar perdidos en el mar de la incertidumbre.

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