Quedaron destruidos 3.250 metros cuadrados. Manuel Vega.
Jueves 23 de abril de 2009, San José, Costa Rica
Rodolfo Martín
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Alajuela. - Una poderosa explosión seguida minutos después por otra no menos fuerte, desencadenó ayer en la madrugada, en el barrio San José, un incendio que acabó con una fábrica de pinturas, un templo cristiano y un bar, al tiempo que también causó graves daños en una mueblería y cuatro viviendas, confirmó Héctor Chaves, jefe del Cuerpo de Bomberos.
“Oía radio en el comedor cuanto escuché un fuerte estruendo. La tierra sucumbió. Me levanté a inspeccionar y vi humo. Caminé unos 15 metros cuando hubo una segunda explosión. Ya no pude seguir. Tuve que echarme para atrás porque unas inmensas llamas se me vinieron encima”, recordó ayer Walter Alvarado, el guarda de la fábrica de pinturas Alfa, sitio donde, presuntamente, inició el fuego a la 1:52 a.m.
El origen de todo, al parecer, obedeció a un corto circuito o bien, a unos trabajos de soldadura que se hicieron horas antes, agregó Chaves.
Las investigaciones de las próximas semanas van a confirmar o descartar estas hipótesis iniciales, puntualizó el director del Cuerpo de Bomberos.
El hecho de que la fábrica y el templo, con 35 años de haber sido fundadas, compartieran el mismo techo, facilitó la pronta propagación del fuego, comentó Óscar Mario Soto de los bomberos de Alajuela.
Además, la acción de las llamas se vieron fortalecidas por el tipo de materia prima almacenada en el área de producción de la fábrica.
Igualmente, afectó a la normal labor de extinción del fuego, el que la fábrica estuviera como “encapsulada” y la rodearan el templo, el bar, la mueblería y las casas, porque los bomberos, en su accionar, constantemente se topaban con paredes o puertas en las que perdían valiosos minutos para derribar y seguir avanzando, comentó Soto.
¡Gran dolor!
Alcides Murillo, comerciante.
Dormía en casa cuando me despertaron para decirme que el bar era todo llamas”.
Ramón Camacho, vecino.
El fuego llegó hasta atrás de mi casa. Me cayó encima una segunda planta incendiada. Nos salvó un milagro”.
María Levan, vecina,
Vivimos una madrugada eterna y desgastadora. Le doy gracias a Dios y a los bomberos que esto no pasó a más”.
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