Edgar Chinchilla, corresponsal y Carlos Láscarez S.
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Ciudad Quesada - Un pintor sordo de apellido Miranda, de 49 años, es juzgado desde ayer como supuesto responsable del homicidio de la quinceañera Jackeline Hernández Hurtado de quien estaba locamente enamorado.

El padre de la víctima le había prohibido verla, pese a que le obsequió un teléfono celular con cámara y visitaba su casa.

Está acusado de homicidio simple.

El crimen ocurrió el 31 de agosto del año pasado en las cercanías del colegio de Aguas Zarcas, cuando la víctima se dirigía hacia la casa en compañía de otros tres amigos y fueron interceptados por el encartado.

Según la acusación de la fiscal Alexandra Mahoney, minutos antes del hecho, al parecer, Miranda observó al grupo de amigos en una heladería, los siguió en un vehículo Isuzu Trooper y en una solitaria calle le disparó a la joven de cerca en el rostro.

Acto seguido, condujo 12 kilómetros y se ocultó en la casa de un hermano, donde estuvo más de seis horas hasta que fue convencido por un agente judicial amigo para que se entregara.

El sospechoso cuenta con la ayuda de tres traductores del lenguaje Lesco, uno de ellos de su confianza, quien le indica de qué se le acusa y aclara dudas.

Esposado besó al papá

Durante el primer día, Miranda se mostró tranquilo y se abstuvo de declarar. Al ingresar a la sala de juicio saludó a la distancia a varios amigos y aún con sus manos esposadas se acercó hasta una banca, donde saludó de un beso a su padre.

El primer testigo en declarar ayer fue el profesor de educación especial Alexis Barrantes Rojas, quien afirmó que se enteró del crimen al día siguiente, por una alumna que le contó. Insistió en que le extrañó la versión de que la víctima había sido golpeada, ya que no le observó lesiones el día en que esta fue sepultada.

Manuel Hernández, padre de Jackeline, aseguró que la noche del homicidio había llamado a su hija, ya que no le gustaba que anduviera con muchachos en la noche que él no conocía, por lo que le indicó que los llevara a la casa y de paso conocer al pretendiente.