Patricia Recio G.
arecio@aldia.co.cr

El olor a cuero es algo con lo que se identifica desde que nació. Con su padre aprendió a negociarlo. Él, con honestidad, confiesa que no aprendió a trabajarlo ,si no a venderlo.

Carlos Hidalgo se estableció en el Mercado Central en 1946. Ahí encerrado se ha mantenido ajeno a los cambios que ha sufrido la capital y la sociedad costarricense.

En sus años mozos dejó este sitio de lado por un tiempo para irse a “rodar” por el país como vendedor ambulante. Sin embargo, al poco tiempo se dio cuenta que aquello no era lo suyo.

La fama de la Talarbartería Hidalgo ha hecho que los mandatarios y otros figurones del país lleguen ahí por monturas y otros artículos de cuero.

¿Por qué decidió establecerse aquí en el mercado?

Mi papá era vendedor de cuero y yo seguí sus pasos. Estuvimos un tiempo en Barrio México y después nos pasamos para acá. Nos gustó mucho el ambiente y el movimiento y ya nos quedamos. Aquí crecimos.

¿Usted trabaja el cuero?

No, lo mío es venderlo, los trabajos se los dejo a los que de verdad saben.

¿Cómo era este negocio hace 62 años?

El negocio de nosotros abarcaba toda esta área. Éramos 12 hermanos y administrábamos varios locales. Después de un tiempo, ellos perdieron el interés y se fueron con sus familias a dedicarse a otras cosas y solo quedé yo con este local.

¿Por qué usted decidió quedarse aquí?

A mí siempre me gustó este negocio y siempre quise mantenerme aquí. Ellos se fueron porque aquí ya éramos muchos.

¿Cómo era el Mercado Central antes?

A medida de que han pasado los años, he visto muchos cambios. Se ha mejorado mucho la estructura para atraer más a la gente. Hay negocios muy bonitos, pero ya no es igual, todo es más comercial, ahora hay más restaurantes y menos ventas de abarrotes o de cosas más tradicionales.

¿Qué es lo más difícil de este negocio?

No lo veo difícil. Uno a veces gana y otras veces no, como cualquier comerciante. Sí hay forma de vivir aquí en el mercado.

¿Esa forma de vivir fue lo que lo hizo quedarse aquí toda la vida?

He disfrutado mucho todos los años que he pasado aquí. Durante algún tiempo me fui a recorrer el país vendiendo cuero por todos los rincones. Luego por motivos de salud, me vine otra vez para acá y ya la tranquilidad de este lugar me hizo quedarme aquí.

¿Quiénes le hacen los artículos que vende?

Yo solo le compro a los pequeños productores. Ellos son especializados en hacer una u otra cosa. Así, si me hacen algún encargo, ellos lo hacen a la medida.

¿Le hacen pedidos extraños o fuera de lo común?

Sí, ayer por ejemplo vino una señora que quería una pera de boxeo hecha de cuero.

Por la fama de este lugar, ¿viene gente de todo tipo?

Sí aquí han pasado todos los candidatos y varios presidentes.

¿Quiénes eran los que más venían?

Don Abel Pacheco tenía una tienda por aquí cerca, entonces siempre venía. Él me decía “primo” y venía a comprar fajas para la tienda.

¿Quiénes más lo visitan?

La esposa de Miguel Ángel Rodríguez, doña Lorena Clare, vino en muchas ocasiones cuando sus hijos estaban pequeños a encargar monturas para la finca.

¿Sus hijos están interesados en seguir con este negocio?

Sí ellos conocen el negocio, yo los he tenido aquí conmigo y seguirán aquí cuando yo no esté.

Su vida

Carlos Luis Hidalgo

Edad: 77 años.

Esposa: Hilda Saénz Chinchilla, falleció hace cuatro años.

Nació: En Barrio México, donde ha vivido toda su vida.

Hijos: Tiene cinco, Juan Carlos, Hilda Patricia, Jorge, Rodrigo y Esteban, procurarán que la Talarbartería Hidalgo no desaparezca.