Domingo 16 de agosto de 2009, San José, Costa Rica
Ovación | Técnico liguista
Sin olvidar su terruño
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    A Cerqueira le encanta la música de “Los Beatles”.
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    “Las playas de Río de Janeiro son muy bonitas, sin embargo en Costa Rica aún me falta por conocer algunas”, afirma.
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    Conoció a Farinha en Portugal, cuando era asistente.

Fernando Araya
jaraya@aldia.co.cr

Alajuela. “Todos los días siento una felicidad muy grande al llegar a Alajuela, la afición me pasa muchas vibras y energía”. Así ve Marco Octavio su nueva experiencia en Costa Rica.

Y es que aunque sea un trotamundos del fútbol (gracias a él ha conocido más de 100 lugares diferentes y vivido en 8 países), Cerqueira no deja de olvidar las “mejenguiadas” en las exuberantes playas de Río de Janeiro.

“Extraño mucho a mis amigos de allá. La playa me hace mucha falta, ya que estaba acostumbrado a estar todos los días jugando fútbol y vacilando con mis amigos”, declaró el carismático brasileño, que llegó al país para dirigir al cuadro poeta y ahora se encuentra en Alajuelense.

Es por esta razón que, cada vez que puede, viaja a su país, para visitar a sus familiares y amigos, pero cuando no puede, lo que hace es ver el canal “O Globo” y escuchar música brasileña, por el canal de videos MTV Brasil, así como de “Los Beatles”, que le traen recuerdos de su adolescencia.

Otra situación que une a este brasileño con su país es su fidelidad a Nuestra Señora Aparecida, patrona de ese país. Confiesa que le canta junto a su esposa una balada en su honor, hecha por el cantante Roberto Carlos.

Sin embargo, los pocos meses que lleva en nuestro país, le han enseñado a querer estas tierras como cualquier otro tico, por lo que resalta el bello paisaje.

“Este país tiene muchas bellezas, sus playas, las montañas, sin duda que influyó mucho para que viniera aquí y pensara en quedarme, tras cuatro años en el mundo árabe”, afirmó el técnico.

Cerqueira estuvo ese tiempo en los Emiratos Árabes, lugar donde, según él, el fútbol es semiprofesional, pero rescata su estructura de trabajo.

“Fueron cuatro años muy enriquecedores en el aspecto humano. Estás entrenando y de repente llegan los gerentes y te piden que pares, porque es momento de rezar”, cuenta el estratega, quien durante su primera etapa con Ramonense tuvo una labor notable. Ahora es un rojinegro más.

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