Ramón L. Méndez
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Con mayúscula o minúscula se puede conocer la existencia de Dios. En mi caso es con mayúscula. En estos días he escuchado comentarios acerca de lo sucedido a nuestros hermanos en Cinchona, y todo alrededor del Poás, en cuanto a que solo Dios sabe por qué lo hizo. Respetable comentario, pero no lo comparto. El Dios que conozco no hace daño. Él permite que las cosas sucedan, pero no las promueve. Algunas personas tendidas en sufrimiento expresan que “solo Dios sabe por qué me tiene así”, o “cuando algo sucede, todo es culpa de Dios”.

No comparto ese pensamiento, si Dios nos castigara por nuestros hechos, posiblemente ya nos hubiera exterminado.

Hermanos en sufrimiento, utilicemos a Dios para consolarnos en nuestros problemas, pero no lo ofendamos pensando que nos está castigando.

No nos sintamos castigados por el Ser Supremo.

La naturaleza actúa y pasa eso y cosas peores, pero no es por castigo de Dios.

Más bien eso nos puede conducir a una mejor relación con Él.

En cuanto al arbitraje, falleció un compañero. Se trata de Víctor Villarreal, que conducía su motocicleta y por circunstancias de la vida, tuvo un accidente y dejó de existir. Resignación a sus familiares. Por algún lado he escuchado que no es cómo se muera, sino que estemos preparados para morir.

En mi caso, hago un esfuerzo grande para tratar de ser cada día una persona diferente.

Me cuesta mucho y lucho por ello, pero como me lo dicen muchas veces, es porque quiero hacer las cosas a mi manera. No pongo mi vida totalmente en manos de Dios.