Antonio Alfaro
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Tegucigalpa, Honduras. El “a Dios rogando pero con el mazo dando” parece inventado para Panamá, una selección con fe, que sabe darle duro al rival, imagen de un técnico que dice “yo nunca me rindo”.

Gary Stempel, feliz pero aún no conforme con haber eliminado a Honduras, asegura que darán todo por vencer a Costa Rica.

¿Qué opina de Costa Rica?

Es un rival grande.

¿Creía que llegarían lejos?

Tengo que transmitir confianza a los jugadores. No iba a decirles: ¡bueno muchachos, vamos a participar! Queremos ser el primer equipo en Panamá que ha sido campeón de algo.

Ya Costa Rica le ganó en el primer juego de esta Copa…

El 3-0 fue engañoso. Jugamos bien, tuvimos oportunidades, fueron tres ataques de Costa Rica y tres goles. Hubo falta de concentración, teníamos que mejorar en defensa y ya en los últimos dos partidos no nos han anotado.

¿Llegan más cansados?

Costa Rica pasó un entrenamiento (ante El Salvador), en el que nadie los exigió, una semifinal de pura vergüenza. Costa Rica está bastante descansada y nosotros jugamos 90 minutos a pura gasolina, en una cancha pesada.

¿Qué opina de lo sucedido con El Salvador?

Fue una vergüenza nacional. Inventar lesiones que en mi opinión no era verdaderas, para rendirse.

¿Panamá terminaría jugando con siete?

Yo juego con tres jugadores, pero yo nunca me rindo.

Si usted cree que será fácil, tan solo por el 3-0 de la semana pasada, está muy equivocado, dicen los panameños.

“Dejando de lado el marcador, Costa Rica no fue más”, advierte el defensor Anthony Torres. “Tuvimos muchas llegadas contra Costa Rica, jugamos bien, simplemente ellos tuvieron tres llegadas y eso fue lo que nos costó el partido”, señala el zaguero, muy motivado con la posibilidad de una revancha. “Eso es lo lindo”.

Similar opina el guardameta Jaime Penedo: “de ese partido yo salí con mucha bronca, porque fueron tres desaciertos de nosotros y las definieron”. A su criterio, el juego de hoy será diferente, con un Panamá que sumó dos partidos sin recibir gol. Además de tener la motivación al tope. “Definitivamente hay que ganar la final”.