Mauricio Astorga
Actor
México D.F. Un día de estos me fui a uno de los conciertos que Luis Miguel ofreció en el Auditorio Nacional, como parte de la gira “Cómplices”.
De entrada impresiona la cantidad de recuerdos que venden afuera de ese sitio: desde camisetas hasta calzones con la foto de “Luismi” (para que sus seguidoras lo lleven muy cerquita).
Por supuesto que no podían faltar los vendedores de discos pirateados, quienes ofrecían la discografía completa del artista en unos ¢1.000.
Adentro del Auditorio Nacional, el lleno era impresionante, casi me hace dudar si verdaderamente estamos en tiempos de crisis.
Sobre todo si pensamos que tiene programadas 16 fechas en este recinto. Los precios de las entradas varían entre ¢15 mil y ¢80 mil; sentarse ahí garantiza casi sentir sus gotas de sudor.
Cuando Luis Miguel aparece en escena, es momento de taparse los oídos. No por su voz, sino por las de sus fans.
Porque no son gritos, son alaridos los que pegan cuando lo ven en el escenario. Eso es sin contar los piropos de toda clase que recibe el azteca. Desde “cuero”, que aquí es un halago que le levanta el ego a cualquiera, hasta calificativos que no se pueden escribir en esta columna.
Pero hasta aquí me llegó el espacio por hoy, así que la próxima semana les cuento del concierto.
Que pasen un muy bonito domingo.
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