Isaac Lobo
Hace tan sólo unos meses el actor Mickey Rourke vivía solo y acompañado por su perro chihuahua. Hoy todavía lo hace, pero a diferencia de esos momentos de oscuridad, ahora tiene fama, un Globo de Oro y se perfila como posible ganador de un Oscar al Mejor Actor.
Él resucitó del olvido y volvió de las cenizas con la película “El Luchador”, que más que un papel, parece una biografía.
El personaje al igual que Rourke, es un hombre que perdió todo: fama, mujer y dinero.
La estrella de 56 años dejó atrás todo, sus escándalos, la droga, –el alcohol parece que no– y la vida desenfrenada para internarse en un gimnasio en compañía de rudos luchadores que le enseñaron el arte de golpearse sin hacerlo.
Queda claro que su cara es un fiel reflejo de los desórdenes que hizo y está muy lejos de aquel galán que exitó el ánimo de las mujeres en la película “Nueve Semanas y Media”.
No sólo el rostro lo tenía desfigurado (su breve paso por el boxeo ayudó en mucho) también su carrera.
En el 2005 tuvo un papel en “Sin City” y luego caminó sin rumbo fijo.
La policía y las denuncias en su contra eran pan de cada día, pues su esposa, la actriz Carré Otis, lo acusó varias veces de agredirla.
Todo unido a un carácter volcánico hizo que se cayera de la cuerda floja, pero ahora parece resurgir como el Fénix.
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