Mauricio Astorga, actor

México D.F. Termina una semana de selección, en la que pedir más sería gula.

Con mística, trabajo en equipo y una evidente unión de grupo, nuestra sele alcanza sus objetivos; no sólo gana, sino que practica un fútbol que gusta a todos: ofensivo, ordenado, de toque, alegre y atrevido.

Si algo no gustó a los ticos fue perder contra México. El partido se pudo haber asumido con menos reservas y aunque saliéramos derrotados nos hubiera quedado un mejor sabor de boca.

Por eso esta selección agrada y nos pone a soñar.

Aunque el equipo completo es la estrella de esta selección, es de destacar al delantero Álvaro Saborío; “Sabo”, como lo grita ahora la gradería.

Es un jugador talentoso, goleador innato, que ha tenido que soportar la presión de una afición no siempre paciente como la nuestra. Sus recientes actuaciones le generaron muchas críticas, en algunos casos desproporcionadas y no es fácil levantarse de eso.

Con humildad, trabajo y amor por la camiseta, Saborío regresó al gol y abrió la senda del triunfo en ambos encuentros, reponiéndose de la crítica y a la presión que había sobre él.

Bien también por Rodrigo Kenton, por creer en él y darle la confianza para crecer y demostrarlo en la cancha.

En el horizonte comenzamos a divisar leones, hipopótamos y elefantes. Sudáfrica está cada vez más cerca.