Esteban Cuvardic
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No es un tipo escandaloso. Tampoco es de muchas palabras. Él habla en la cancha. Mejor dicho, en la defensa.
Michael Umaña afirma que no es un líder; “todos lo somos”, asegura. Pero nadie le puede negar que se ha convertido en un indiscutible de la zaga.
Es uno de los jugadores de confianza de Rodrigo Kenton. El seleccionador confía mucho en él. Otros no tuvieron fe en Umaña. Pero su momento ha llegado. Para quedarse. Y para sobresalir. Con pocas palabras, sí. Pero con muchos argumentos para dejar su huella en la zaga tricolor.
Ya sea con Freddy Fernández o Gonzalo Segares de compañero, Umaña va paso a paso, pues hasta que no se logren los objetivos – léase ir al Mundial – “no podemos lanzar las campanas al aire”.
En el partido ante EE.UU. le tocó enfrentar al poderoso delantero Altidore; y contra Trinidad a otro par de “tanques” trinitarios.
“No es cualquiera el que gana de visita”, asegura. “Nunca había enfrentado a gente tan fuerte”.
Pero ganó la batalla. A pesar de que los locales dieron más de un susto. Eso sí, no la ganó solo. “Todos en el equipo tuvimos carácter, personalidad”.
Su gran deseo es ir al Mundial, para lo cual “cada uno tiene claro su rol”. Reciente campeón con Liberia, el éxito también le sonríe en la “Sele”. “Son dos cosas importantes, ambas no tienen precio”, reconoce.
Su compañero de equipo, Wálter Centeno, dice que esta ha sido la eliminatoria más exitosa en que ha estado. “Si él lo dice, qué bueno. Él tiene mucha experiencia, es un líder”, afirma Michael, un tipo de perfil bajo, según reconoce, de los que hablan poco pero se “entregan al máximo”.
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