Juan Diego Villarreal
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¿Su comida favorita?

Me gustan las ensaladas verdes, las que tienen lechuga y tomate. Además las pastas y los plátanos maduros.

¿Qué no le gusta?

Los alimentos que tiene mucha grasa, la comida chatarra y los chicharrones.

¿A qué edad empezó a andar en bicicleta?

Aprendí como a los ocho años. Me ilusionaba mucho ver a mi papá (Rodrigo Montoya) y entonces decidí que quería ser ciclista.

¿Cuándo era niño nunca le gustó jugar fútbol?

Como todos los “chiquillos” jugaba “mejenguitas” en la escuela, como portero y delantero, pero me la jugaba más atajando.

¿Era un niño travieso?

No, era tranquilo. Mi mamá dice que yo solo dormía y comía. Me portaba bien.

¿En qué se fija primero en las mujeres?

Bueno me gustan que sean deportistas, que tengan bonitas piernas y buen trasero.

¿A cuál actriz famosa invitaría a pasear en bicicleta?

A Jennifer Aniston.

¿Le prestaría una bicicleta o la montaría en la barra de la suya?

Bueno, como ella prefiera.

¿Qué previsiones toma en la actual época de crisis financiera?

La verdad hay que tomar las cosas con calma. Me parece que es necesario hacer un presupuesto riguroso, administrar el dinero, saber en qué se gasta y no comprar cosas innecesarias.

¿Ahorra o es tacaño?

No soy agarrado, compro lo necesario, pero trato de ahorrar lo que se pueda.

¿Se puede vivir del ciclismo en nuestro país?

En Costa Rica se puede vivir por un tiempo, pero también es necesario estudiar. Por otra parte, con lo que se gana es bueno invertir un capital, ahorrar y sí se puede más adelante poner un negocio.

¿Ayudaba en las labores agrícolas en su natal Santa Ana?

Sí claro. Les ayudaba a mi papá y mi abuelo en los cafetales, más o menos de diciembre a enero, cuando tenía entre 6 y 15 años. Me acuerdo que cogía unas siete cajuelas. La plata que ganaba la usaba para comprar lo que le faltara a la bicicleta.

A los futbolistas les salen muchas admiradoras. ¿A los ciclistas también?

Sí, a veces, depende mucho de la situación.

¿Entonces usted es de muchas novias?

No, soy una persona tranquila. Antes era muy tímido, pero ahora ya tomo las cosas con mayor madurez, con mucha calma, seriedad y responsabilidad.

¿Te reconocen en la calle?

La verdad sí, sobre todo acá en Santa Ana. A veces los niños de la escuela pasan al frente de mi casa y gritan mi nombre, me llaman. Es algo muy bonito, pero al mismo tiempo siento que debo darles un buen ejemplo.

¿Qué sitios le gustaron más al vivir en Europa?

Me gustó mucho París, Francia, donde conocí el Arco del Triunfo y la Torre Eiffel. También Venecia, y las zonas rurales de Suiza y Austria eran muy bonitas. En América me encantó Calgary, en Canadá.