Jueves 19 de marzo de 2009, San José, Costa Rica
Ovación | Cartaginés le puso alma y corazón, pero Saprissa empató
Sangrar no basta
Keylor Navas se vio mal en el gol brumoso; muy tímido...
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    Esteban Granados se llevó un susto. Recibió un golpe en la boca y emanó mucha sangre. Herbert Arley
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    Granados recibió dos puntadas en la boca. Herbert Arley.
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    El uruguayo celebra el gol brumoso. Un accidente. J. Rivera.
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    Arriola estaba en posición prohibida, pero Navas falló.

Antonio Alfaro
analfaro@aldia.co.cr

Cartaginés sangró, puso a sudar a Saprissa, pero ni la sangre, ni el sudor, ni desordenar al rival le alcanzó.

El cuadro brumoso salió dispuesto a dejarlo todo en la cancha, como dejó claro Esteban Granados. Con la boca rota, tendido al lado de la cancha, se le notaba furioso por no estar adentro. “El dolor no existe”, se decía el jugador, quien retornó al partido con dos puntadas y dispuesto a entrarle a cualquier jugada, como todo el Cartaginés, un cuadro que fue todo corazón.

“Contra Saprissa a los lesionados se les olvidan las lesiones”, había dicho el técnico Juan Luis Hernández previo al juego.

Cartaginés se encontró el gol, ese balón rebanado, elevado como batazo de béisbol, de los que son “out” cantados. El arquero Navas la midió, la midió, la midió... ¡Falló! como nunca lo habíamos visto, muy tímido en su manotazo, estorbado por Arriola.

Las tomas de televisión rebelarían posición prohida del uruguayo, pero en la retina ya estaba grabado el error de Navas y en el marcador el 1-0 a favor de Cartaginés.

En el marco de enfrente, Luis Torres ¡¿quién?! Luis Torres, un joven guardameta, se jugaba el físico en cada arremetida morada. Se lanzó dos veces a los pies de Jairo Arrieta, también a los de José Luis Cordero, voló para sacar un remate de César Elizondo. Les negó el gol una y otra vez.

Luego, Cartaginés empezó a negarle el juego a Saprissa: Sergio Martínez apretaba en la marca a Centeno, le impedía mostrarse con ventaja, lo seguía por todas partes (no lo siguió al camerino morado porque ya era demasiado). Celso tampoco lucía en su último partido con Saprissa.

Poco elegante, pero efectivo, el juego brumoso poco a poco enredó el partido y a un Saprissa que se quedaba sin opciones. La traba, la marca y el coraje parecían salirse con la suya, hasta que apareció el toque de cabeza de Víctor Cordero en un centro de tiro libre cobrado por Centeno.

Saprissa se soltó, se escapó más de las marcas, se acercó al marco rival sin lograr otro gol. Cartaginés ya no tenía con qué... A veces sangrar no basta.

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