Antonio Alfaro
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Tuvo miedo, no lo niega. Era una lesión en la columna. Pero hoy, dos días después de operado, el temor en Gabriel Badilla dio paso a la fe, la esperanza y las ganas de volver a jugar.

Los médicos no le garantizaban el 100% de éxito en la cirugía, según cuenta Badilla desde Estados Unidos, pero “gracias a Dios todo salió bien”, añade el zaguero del New England, quien padecía un abultamiento entre vértebras, en la parte baja de la espalda.

Lo que empezó en una mala caída durante un juego, un dolor “como un latigazo”, terminó convirtiéndose en una dura prueba: cinco meses sin jugar.

“Los cinco meses más difíciles de mi carrera”, confiesa Badilla, quien hoy habla de “esperanza”.

“Confío en Dios de que esta era la solución de mi problema”.

No ha sido fácil, según advierte, con vaivenes en el ánimo, tan solo compensados por la fuerza que le da su familia, su esposa Fabiola y la pequeña Lucía.

Necesitará de ellas en el tramo que viene por delante. Esta semana deberá guardar reposo total, pero a finales de la próxima quizás podría trotar, en el inicio de unos dos meses de recuperación, incluyendo al menos tres sesiones de natación por semana, para fortalecer músculos de la espalda. El espíritu, en cambio, lo tiene más que fortalecido.

“La fe en Dios. Solo él sabe qué le tiene preparado a uno...para ver cuán paciente, valiente y luchador puede ser uno”.

TICTACTIC

El abultamiento se lo descubrieron en diciembre. Empezó terapia, pero el dolor no desaparecía. Después de ser ocasional, se volvió constante, al punto de no dejarlo jugar, ni siquiera caminar mucho tiempo, cuenta Badilla.