Mauricio Astorga, actor
redaccion@aldia.co.cr

México D.F. Por razones de tiempos en la edición, esta columna debo enviarla los sábados por la mañana a más tardar. Motivo por el que en este momento que la redacto desconozco cuál será el resultado del partido entre la Selección de Costa Rica frente a la de México.

Cuando usted la lea este domingo, ya sabrá cómo quedamos y yo también. ¡Pero por ahora me carcome una ansiedad terrible!

¿Cómo amaneceremos los ticos el domingo?

¿Todavía montados en la carreta de la victoria, celebrando el triunfo y de paso la inminente clasificación al Mundial?

¿Amaneceremos con el sabor agridulce del empate y la frustración de no haberle podido ganar al equipo azteca?

¿O despertaremos con la resaca de la derrota y la preocupación al ver cómo se complica el camino a Sudáfrica?

¿Amaneceremos cuestionándonos por qué Kenton alineó a fulanito o menganito, o por qué dejó en la banca a sutanito o perencejo?

¿Estaremos relamiéndonos al recordar el gol de Saborío, el golazo desde fuera del área de Carlitos Hernández o las atajadas heróicas de Keylor Navas?

Espero que lo segundo.

Pero pase lo que pase. A partir de este domingo hay que hacer borrón y cuenta nueva, porque todavía falta camino que recorrer y el partido frente a un posiblemente eliminado El Salvador será ideal para seguir puntuando.