La tragedia del desplome del puente entre Orotina y Turrubares no fue lo suficiente aleccionadora para que las autoridades de Obras Públicas y Transportes atiendan y reparen las estructuras con daños severos en el país y con ello se eviten males mayores.
“La Negrita” hizo el milagro de no tener que lamentar la muerte del conductor de tráiler que cayó al cauce del río Seco cuando se desprendió la carretera y afectó el puente, porque la caída al vacío y la correntada estaban ahí para la fatalidad.
Las cinco víctimas del puente sobre el río Tárcoles no corrieron esa suerte. Nueve meses después, sus parientes lamentan la pérdida de sus seres queridos.
La fractura de la carretera Interamericana norte y la afectación del puente a sabiendas de los daños de la estructura sorprenden. ¿Por qué no actuar y prevenir consecuencias?
La afectación tiene cara de tiempo perdido, de cancelación de reservaciones en hoteles y de millones en pérdidas para el transporte de carga, pasajeros y usuarios.
Pone al descubierto lo mal que estamos, pues el daño de una carretera y un puente colapsa y obliga a quienes necesitan trasladarse a esperas de ocho y más horas.
Se está pagando la factura de no invertir en mantenimiento durante más de 20 años, responde el ministro del ramo Francisco Jiménez.
Esa respuesta no es distinta a la que dio la exministra Karla González, cuando junto con la caída del puente entre Orotina y Turrubares la contestación no le alcanzó y cayó también. Qué va a hacer don Francisco para evitar una nueva tragedia, porque ahora sólo se ha perdido el tiempo y el dinero de otros.
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