Álvaro Sáenz Zúñiga
“Insensato, hoy mismo te van a pedir la vida”. Con esta frase el Señor nos abre los ojos sobre lo más importante y sobre lo que podemos dejar de lado.
Jesús despertó mucho interés en su tiempo. Hasta creyeron que les resolvería sus problemas, como Moisés, siendo juez del pueblo. Por el contrario, Jesús tomaría distancia de lo inútil y cuando alguien dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”, respondió: “¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?”.
Pero Jesús sacará provecho de la solicitud. El nunca distribuiría riquezas, pero sí nos dirá cómo actuar de acuerdo con la fe. Por eso dirá a sus discípulos: “Cuídense de toda avaricia”, porque ni la riqueza asegura la vida del hombre. Y propone el ejemplo de aquel cuyas cosechas se multiplican, haciéndolo un hombre muy rico. Se engolosina y hace planes fantasiosos sobre su futuro. Pero no entiende su situación, ni oye la voz de Dios que resuena: “Insensato, esta misma noche vas a morir, ¿para quién será lo que has amontonado?”.
Cuando alguien se dedica a sí mismo y para lograr sus metas se olvida de sus hermanos, construye sobre arena y olvida lo esencial: ser “rico a los ojos de Dios”.
El amor por lo material me hace egoísta. Cristo hoy me recuerda que si soy el guardián de mi hermano y el que está llamado a ofrecerse siempre.
Feliz viaje a Cartago. En Radio María Costa Rica, en 610 AM o en www.radiomaria.cr , vamos a acompañar su romería.
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