Edgar Fonseca
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Los ticos se portan generosos con la Presidenta Chinchilla tras sus primeros 100 días de gobierno.

Casi un 75 por ciento de los ciudadanos considera que la gobernante tiene el liderazgo necesario para llevar a cabo su cometido.

Pero andan escépticos de los logros, hasta ahora, de la nueva administración, según lo refleja la reciente encuesta de Unimer para La Nación.

Por ahí, en parte, salta la liebre, sin que tenga el menor sentido demandar resultados de hondo calado, en tan corto periodo.

El estrepitoso episodio del aumento salarial de los diputados zarandeó, de inicio, la gestión.

Ante Crucitas y las amenazas de grupos calenturientos, la respuesta, aunque correcta, rozó discrepancia innecesaria en el gabinete.

Frente a la voracidad de los gremios universitarios, no se ha notado una tarea ejecutiva más contundente de negociación, por un lado, y, por otro, de aclaración a la opinión pública.

Y con un desafío de Estado como la amenaza de las mafias internacionales narco y la ayuda solidaria de los Estados Unidos, la estrategia oficial, no ha sido capaz de sumar fuerzas.

¿En que está el Ministerio de la Presidencia? ¿No será necesaria una política de comunicación más directa, eficiente e integral y no sólo apagaincendios?

Por ahí, en parte, tras estos 100 días, la gente sigue en veremos de las promesas y los logros de la administración.

Punto final: La Presidencia debe poner bajo la lupa la súbita decisión de comprar un edificio legislativo a contrapelo de recomendaciones e inquietudes. No vaya ser que se le abra otro flanco de controversia pública, con justa razón.