Edgar Fonseca
efonseca@aldia.co.cr

El Gobierno necesita impulsar un replanteamiento de su estrategia de comunicación interna y externa.

Es mucho el peso que recae, de esa sensible área, sobre los hombros de la señora Presidenta y tarde o temprano le puede pasar la factura.

La gobernante, a pesar de que los ticos tienen en veremos los frutos de su gestión, tiene una buena química con la gente.

Debe aprovecharla, no exponerse a cuanta cosa se arma, ni andar de apagaincendios; la luna de miel no es eterna.

A pesar de la debida lealtad de la Mandataria a algunos de sus inmediatos colaboradores, doña Laura necesita de una acción más contundente desde el Ministerio de la Presidencia.

No deja de sorprender el opaco papel de su titular o si ese es el rol definido.

En el nuevo año, anunció la gobernante, su prioridad se encaminará a una reforma fiscal que le garantice fondos a la obra prometida. Pero como lo sabe muy bien todo el entorno presidencial, ese es un terreno minado, pantanoso, como Calero, donde han quedado sepultadas las intenciones de los últimos gobernantes.

En el campo externo, el país y esta administración cierran el año con la herida sangrante de la invasión de las tropas de Nicaragua.

He ahí otro flanco, extremadamente delicado de gestión e imagen externa, en donde el gobierno necesita hacer “refreshment”, en su estrategia de enfrentamiento al enemigo y de salvaguarda la “marca” país. ¿Por qué marginar apoyos y gestiones políticas claves?

El país desarmado, sin ejército, único y así reconocido en el mundo; vanguardia en la preservación de la naturaleza, debe aprovechar todos los foros e instancias para exhibir al militarista y agresor de Ortega y su régimen ante el mundo.

Que los días de paz y reflexión que se nos vienen, amén del fragor de las compras y de las tamaleadas en que andamos, ayuden al gobierno a retomar un segundo aire. A buscar la estrella que le guíe, la luz que le ilumine para una gestión más efectiva.