Cuando Susan Herrera llegó con su familia a Haití el 4 de enero de este año a iniciar un nuevo proyecto laboral, nunca se imaginó lo que se venía.

Están vivos de milagro.

A esta familia costarricense la sorprendió el terremoto en Puerto Príncipe.

Ellos por medio de un teléfono celular lograron, en medio del caos que se vive en ese país, enviar un mensaje de texto a su familia en Alajuela para avisarles que estaban juntos y bien.

Ellos son cuatro de los 14 ticos que vivieron el terremoto el martes de 7 grados en la escala de Richter que devastó Puerto Príncipe y que hasta ahora reporta más de 100 mil víctimas. El Gobierno confirmó que hay 11 compatriotas a salvo. Se desconoce la suerte de otros tres.

El presidente Arias lamentó la tragedia y se anunció el envío de una misión humanitaria a esa nación caribeña.

El Canciller, Bruno Stagno, explicó que están planeando sacar a los costarricenses por República Dominicana. Si estos quieren salir, solicitarían ayuda a otros gobiernos para sacarlos.

Ayuda inmediata

El Ministerio de Relaciones Exteriores solicitó a los costarricenses que tengan familiares en Haití que se comuniquen con ellos a los números 2257-7419 ó 2258-2389, para tener un dato exacto de quiénes necesitan ayuda.

El presidente Arias solicitó ayer a la Comisión Nacional de Emergencias que envíe a un grupo de 50 personas, entre ellos médicos y salubristas, para que brinden colaboración en las labores de atención humanitaria.

En la misión irán voluntarios de la Cruz Roja, miembros del Cuerpo de Bomberos y oficiales de la Fuerza Pública, así como expertos en desastres naturales y los otros son médicos y especialistas en agua potable.

La Cruz Roja Costarricense está recibiendo donativos a las cuentas: 176003-3 (colones) y 204-6 (dólares) del Banco de Costa Rica, y 100100-7 (colones) y 68666-7 (dólares) del Banco Nacional de Costa Rica.

Precisamente ayer, la corporación Wal-mart realizó un donativo de $600 mil (¢342 millones).

* Redactores: Erick Carvajal, Yensy Aguilar, Esteban Rojas y Gabriela Gätjens. Fotógrafos: Rafael Pacheco, Carlos Hernández y Francisco Barrantes.

Familia comenzaba proyecto de vida

Susan Herrera trabaja en Hábitat para la Humanidad, una ONG que construye viviendas para gente de escasos recursos.

Ella, su esposo Rodolfo Sovabarro y sus hijos Ana Laura y Diego, se mudaron a Haití, porque la nombraron gerente financiera de esa entidad en ese país.

Iban ilusionados por el reto de empezar una nueva vida y ayudar a otros, puesto que ya habían trabajado dos años como misioneros en Monteverde en un proyecto juvenil. Llegaron a Puerto Príncipe, el 4 de enero de este año a vivir en el tercer piso de un edificio de apartamentos.

Flora Jara, la madre de Susan, narró Al Día que para la familia, aquí en Costa Rica, las últimas horas han sido muy largas pues resulta muy difícil tener noticias de Susan. “Al enterarnos de que hubo un terremoto, comenzamos a llamar a sus teléfonos sin éxito”. “Por dicha, ayer a la 1:30 de la mañana entró un mensaje enviado desde un Black Berry que decía: ‘Estamos juntos y bien’”, dijo Jara.

“Como les encanta ayudar, no me extraña que quieran quedarse a pesar del terremoto”, indicó la madre y abuela.

Sacerdote también sobrevivió

Jiménez (primero de izquierda a derecha). Rep. Carlos Hernández.

El sacerdote tico Wálter Jiménez, de 49 años, se salvó en la tragedia haitiana.

Aunque su familia no ha podido hablar con él, Jiménez se comunicó con la parroquia San Martín de Alajuela y dijo que él y sus compañeros no se vieron afectados”, dijo su hermana Cecilia Jiménez. El cura, misionero franciscano, cumplirá un año de estar en Haití el próximo 14 de febrero.

“Desde ayer (el martes) estamos tratando de hablar con él, pero no hemos tenido éxito“, manifestó su hermana.

Doña Carmen Herra, la mamá del sacerdote, habló con él un día antes de la tragedia y él le contó que estaba bien. Es el segundo de seis hermanos y desde hace 12 años es religioso.

Dejó la Coca Cola y viajó a una pesadilla

La familia desea saber en dónde está. Rafael Pacheco.

Erick Guevara partió a Haití el 14 de noviembre del año anterior, para trabajar en una embotelladora. Firmó un contrato por dos años.

“Trabajaba para la Coca Cola, pero renunció y se fue para allá. Cuando supimos lo del terremoto nos angustiamos mucho, porque no sabíamos nada de él”, manifestó su mamá, Grettel Ulloa.

Erick se comunicó con su familia ayer a la medianoche, gracias a un aparato de GPS que le facilitó un estadounidense. Le dijo a su madre “mamá estoy vivo, esto es como el fin del mundo, pero estoy bien”.

Su hermano José, asegura que habló con él momentos antes del terremoto, por medio del chat. “Se puso sentimental, como presintiendo que algo iba a pasar y me dijo que le dijera a mi mamá que la quería mucho”, indicó. Por su parte, Marco Guevara, el papá de Erick, indicó que desean saber con prontitud en dónde se encuentra su hijo y si a raíz del sismo, regresará al país y el momento en que lo haría.