Miércoles 20 de enero de 2010, San José, Costa Rica
Internacionales | Monjas intentaron rescatar a niños en colegio de Puerto Príncipe pero 30 murieron
Mujer haitiana estuvo una semana bajo los escombros
Más de un millón de personas sin hogar vaga en busca de alimentos
  • AlDia.cr
    En Puerto Príncipe son miles los ciudadanos que se congregan desesperados en busca de comida y agua. AP.

Haití/AFP, AP y DPA.- Una semana después del terremoto de 7 grados que desoló Haití, ayer rescataron con vida a una mujer de entre 60 y 70 años, que estaba enterrada bajo los escombros de la catedral de Puerto Príncipe.

Al sacarla del lugar, brigadistas de México y Alemania confirmaron que “estaba consciente y cantando”. Los rescatistas y sus perros saben que hay más gente con vida bajo los escombros, ya que han podido hablar con muchos de ellos.

De hecho, hasta el momento ha sido posible sacar a más de 90 ciudadanos con vida, de debajo de las edificaciones destruidas. Se estima que el terremoto dejó 200.000 fallecidos y 1,5 millones de personas sin hogar, que vagan en busca de agua o un plato con comida.

También se dio otro milagro, cuando rescatistas israelíes sacaron en buenas condiciones a una estudiante que llevaba seis días bajo los escombros de una universidad derrumbada.

Historia eriza la piel

En el extremo de una barriada mísera de Puerto Príncipe, el colegio de las Hermanitas de Santa Teresa es un espacio de desolación, con cientos de cadáveres de niños bajo edificios.

Como era por la tarde, el día del terremoto los mayores no tenían clase. Casi todos se salvaron, pero los más pequeños quedaron atrapados entre el hormigón.

Son unos 150 alumnos de entre 6 y 15 años. Durante dos días, con las manos como única herramienta, las monjas rescataron a un centenar de heridos, pero sin ayuda no pudieron evacuar rápidamente a 30 niños rescatados y por eso murieron.

“Pusimos a los muertos y a los vivos en una terraza, los padres se llevaron los muertos en los brazos y transportaron los heridos en puertas transformadas en camillas improvisadas”, cuenta la hermana Gisèle Chaperon.

Nadie ha venido desde entonces a Santa Teresa. Ni socorristas para salvar a eventuales supervivientes bloqueados bajo los escombros o retirar cadáveres, ni ayuda médica ni alimentaria.

Y los saqueadores acechan. Las monjas pidieron ayuda en vano a los servicios de vialidad y a la Policía. Pero nada.

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