Felipe Arrieta, colaborador
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Sabanilla.- Una y otra vez desaprovechó la “U” las constantes opciones de gol que originó, cediendo un empate a cero que le salió barato a las Águilas.

Estas Águilas, que más bien parecen canarios, están muy lejos de las características de cazador de gran visión, de depredador, de velocidad. No, estas águilas son totalmente inofensivas, lentas; si no fueron fácil presa fue más por la falta de definición de su rival que por sus virtudes.

Por su parte, los catedráticos se cansaron de botar oportunidades. Desde los primeros minutos tomaron las riendas del juego pero no aprovecharon esta situación para irse con todo al ataque, sino que intentaron abrir la pizarra con remates de media distancia que nunca significaron mayor problema para el meta, Alvaro Mesén, de gran actuación y responsable de que los celestes no pudieran cantar el gol.

Mientras, la “U” atacaba tímidamente, las Águilas tuvieron su primer opción de gol hasta la media de hora de juego, la cual no terminó en las redes gracias a la gran intervención del joven portero Cambronero.

El arco se le hacía cada vez más pequeño a los locales y cuando no fue Mesén fue el travesaño. En excelente cobro de tiro libre del juvenil Victor Gutiérrez, el balón se estrelló caprichosamente en el metal ahogando el grito de gol.

Complemento mejoró

Para la complementaria el juego bajó en emociones, que al igual fueron muchas. El técnico Hernán Medford hizo ingresar a Greaves y a Flores Zapata lo que le dio un poco de presencia ofensiva y hasta tuvo un par de opciones pero fueron bien controladas por Cambronero.

El juego se volvió soso, con mucho juego de media cancha y los remates a gol cada vez eran menos por parte de ambos equipos. La salida de Ever Alfaro minó mucho las intensiones ofensivas de los celestes, un cambio poco acertado.

La “U” como equipo local simpre trató de ir al frente con mayor ahinco pero no le alcanzó. Al cierre del compromiso Bill González tuvo la opción más clara para celebrar pero Mesén le ganó el mano a mano y se convirtió en la figura del juego.

Goles son amores, y en este partido hubo, garra, coraje, pundonor, pero nunca hubo amor que al fin y al cabo es el principal ingrediente de toda receta.