Roxana Zúñiga Quesada, periodista
ropazu@racsa.co.cr

Hay un anuncio de camisetas ecológicas que me agrada mucho. Su mensaje es: “cuando la última gota de agua se haya evaporado y el último árbol haya caído, ¿qué vamos a comer?”

Su brillante contenido me hace preguntarme ¿Ingeriremos jugosos billetes a la plancha o suculentas monedas en salsa tártara light (para combatir el colesterol…) ¿Qué vamos a beber?

El tema de la conservación de la Naturaleza está presente en cualquier foro, conferencia, seminario, taller, congregación popular y programa de partido político, pero lamentablemente solo es letra muerta.

La realidad real es que mucha gente sigue tan campante como si estuviéramos en la época moza del planeta y abundaran los recursos limpios y útiles.

La preocupación se acrecienta en mí cuando me entero que el calentamiento global ataca brutalmente ese maravilloso diamante verde que es Monteverde. Colibríes, ranas y otras importantes especies sucumben al cambio de temperatura que se experimenta por esos 4 mil kilómetros de bosque nuboso.

Las alertas suenan en la comunidad científica nacional. Las alertas deben activarse también para la población en general y este es el momento en que las redes sociales deberían hacer notar su verdadero poder. Hay que formar grupos de respaldo a Monteverde y presionar a las autoridades para que no apliquen el credo tercermundista de no actuar a tiempo y con firmeza, para luego llorar sobre las ranitas muertas.