Gabriela Solano
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Un cúmulo de emociones golpearon el pecho de Willy Pérez este jueves. El reencuentro con su gente, en San Vito de Coto Brus, lo estremeció hasta las entrañas.
Él es su héroe y así fue recibido por la comunidad que lo vio crecer. Los pequeños de la escuela de Los Ángeles, a la que él planea ayudar, apenas lo vieron lo reconocieron y salieron a su encuentro, aunque se asustaron un poco por la cámara de Teletica, que lo sigue por doquier.
“Fue muy vacilón que la gente quisiera tomarse fotos conmigo”, comentó con cierta pena.
Las paradas en San Vito fueron muchas. No sólo la escuela, también la casa de sus suegros, la de un amigo y el centro del pueblo.
La nostalgia lo invadió cuando visitó el hogar de los padres de su esposa, ya que ahí guarda su colección; la responsable de haberlo convertido en millonario.
En cajas de cartón resguarda sus sueños de niño y adolescente: balones, revistas, recortes y cuadernos en los que durante 24 años anotó cuanta incidencia tuvo a mano sobre los mundiales.
La emoción lo venció.
“No soy una persona que acostumbra vivir todas estas cosas, soy de una vida más sencilla, más anónima, pero me gustó conocer gente que jamás imaginé que trataría”, nos explicó con la misma calma de días pasados.
Por cierto, su salud al igual que su vida le ha ido mejorando.
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