Felipe Arrieta Sánchez, colaborador
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Una fiesta a medias se vivió ayer en el Estadio Nuevo de Limón, en el que con trompetas similando el ambiente sudafricano con las “vuvuzelas”, los limonenses le dieron a bienvenida a sus vecinos de Guápiles.
La fuerte lluvia se encargó de opacar la fiesta pero no los ánimos de los limonenses que no se querían perder el retorno de su querido equipo a la Primera División.
La gradería de sombra estaba llena casi en su totalidad, mientras la de sol no corrió con la misma suerte debido a que nadie se quería mojar.
Una pequeña comparsa se encargó de encender la fiesta y al ritmo de los tambores puso a bailar a los aficionados.
La fiesta pudo haber sido más grande, era la oportunidad perfecta para que guapileños y limonenses se unieran a vivir la fiesta del fútbol.
Pero al parecer los santistasprefierieron verlo por “tele” ya que era escasa la asistencia de aficionados visitantes.
Con el correr del partido el ánimo de los locales se fue apagando, el estado de la cancha no dejó al equipo local mostrar el fútbol al que tiene acostumbrado a su gente, por lo que las caras largas empezaron a aparecer.
Los últimos minutos fueron de infarto para los locales que no perdieron la esperanza de que sus jugadores lograran al menos el empate.
El sabor del Caribe volvió al fútbol nacional. El ritmo, entusiamo y alegría están de nuevo presentes, ahora solo falta que sus jugadores se contagien y no desilusionen a su gente que está urguida de satisfacciones.
* Colaboró Róger Amoretty, corresponsal
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