Edgar Fonseca

No será a punta de paellas, ni de la mano de karaokeros, ni sumando como protagonista en concursos de entretenimiento, como se asentará la imagen ni la confianza del tico en una incipiente administración como esta.

Responder a las sentidas demandas y desafíos del país, requiere más que de los fogonazos televisivos, faranduleros, de poca monta a los que, tras la debacle del aumento salarial a sus diputados, alguien se empeña en aconsejarle a la presidenta que se apunte.

Y si es como dice el precandidato Rodrigo Arias que, a este novel gobierno le falta sentido común y olfato, pues mayor necesidad de la gobernante de no exponer su labor a la insolación de los “shows” y las pasarelas triviales de estos tiempos.

Por cierto, si de falta de sentido común y tacto alguien ha hecho gala, ha sido el propio exministro Arias al volver, una tarde de estas, a la Presidencia en su prematuro afán electorero. Pero esos son… cien pesos aparte.

Las tareas de esta administración son graves. Mantener la estabilidad del país y apuntar a su crecimiento tras la crisis que aún relampaguea en el entorno no será un desafío fácil de sobrellevar.

Si se le suma el divieso de la inseguridad, que trastorna nuestra realidad, pues cualquier gobierno, y este no será la excepción, tiene suficiente obra por delante.

Frente a la gravedad de los problemas nacionales, a la amenaza de la ingobernabilidad, y a la expectativa de cuán efectiva será esta administración en sus promesas, se le manda una confusa señal a los ciudadanos cuando, como ha ocurrido en las últimas semanas, alguien se ha encargado de hacerle creer a la gobernante que su “pomada canaria” puede estar en lucirse y congeniarse con la gente entre luces y estrellas.