EFE.- Martina Maturana, de 12 años, salvó la vida de los habitantes del archipiélago Juan Fernández, al alertar sobre las olas gigantes que se acercaban tras el sismo.
Supo del terremoto y, al ver que los botes en la bahía chocaban entre ellos, corrió hasta una céntrica plaza de la isla Robinson Crusoe para hacer sonar un gong, que es la alarma para estos casos.
Allí miles se salvaron de la ola, pero en el pueblo de Dichato, una marejada desplazó las casas más de 700 metros.
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