Roma / DPA. Errar un gol casi hecho, mirar al cielo y mentar a Dios no justamente para glorificarlo: blasfemar en el fútbol es algo corriente, una costumbre que está intentando combatir el fútbol italiano y que genera un gran debate dentro del “calcio”.
La Federación Italiana de Fúbol puso en vigor, el 1 de marzo, una regla que obliga a sancionar a cualquier futbolista que se acuerde de una figura religiosa, para maldecir su propia impericia o mala suerte.
Ya tuvo como víctimas al delantero del Parma, Davide Lanzafame, y al técnico del Chievo Verona, Domenico Di Carlo.
Los jugadores ya expresaron sus críticas. La Federación Internacional de Futbolistas Profesionales fue más allá y la calificó directamente de contraria a la libertad de expresión.
Para la ley italiana, un insulto que ofenda la religión no es más un delito penal desde 1999. Hoy se sanciona con ¢210 mil.
Demetrio Albertini, ex mediocampista del Milán, dijo que “hay formas de comportarse en el campo, que no incluyen actos vulgares y ofensivos como insultar”.
El técnico Giovanni Trapattoni reprendía a sus jugadores si dedicaban un epíteto a quien no correspondía.
“Si eres torpe, ¿por qué mencionas a Dios?”, les decía.
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