Las hermanas Yurelia y Fiorella, de cuatro años, fueron separadas, el miércoles anterior, de sus padres, José Luis Rocha y María Arias, por una orden judicial, luego de una intervención administrativa del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

Las niñas están en la Aldea Arthur Gough, en Santa Ana. El jueves pasaron el primer día en el albergue del PANI extrañando su casa. “Una pasó con tos e incómoda por eso”, dijo Fanny Cordero, vocera del PANI.

Esta no es la primera vez que se interviene a la familia. Según el informe del Patronato, en 1999, antes de nacer las siamesas, ocurrió el abandono de otra hija del matrimonio, quien permanece en una institución.

Expertos consultados consideran que lo más recomendable es mantener a las exsiamesas con los padres. “La separación de la familia podría generar trastornos como insomnio, falta de apetito, pesadillas, tristeza y ansiedad”, explicó la psicóloga Nicole Tinoco.

Cordero agregó que la medida es por seis meses y se pretende que la familia corrija las condiciones de riesgo en la salud de las menores.