Franklin Arroyo González
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Santos, vírgenes, nazarenos, sepulcros, cálices, rosarios... son parte de las múltiples joyas que inundan las iglesias católicas del país y que forman parte del llamado arte sacro.
Se conoce así a aquellas representaciones artísticas que se utilizan estrictamente para el culto.
El arte religioso, en cambio, abarca un concepto más amplio, donde pueden haber pinturas de algún pasaje bíblico, por ejemplo.
Con grandes influencias de autores españoles y guatemaltecos, los templos costarricenses son un museo para los admiradores de del arte sacro.
Por ejemplo, el Nazareno de la Basílica Santo Domingo de Guzmán, en ese cantón herediano, tiene 335 años de antigüedad y entre los Nazarenos es de los mejor conservados.
Luis Carlos Bonilla, sociólogo en arte sacro de la Curia Metropolitana, dijo que en Costa Rica existen obras invaluables, por antigüedad y belleza.
“Algunas son de artistas nacionales, otras son traídas de talleres de renombre de Austria, Italia o España”, afirmó Bonilla.
Sitios como Orosi, Ujarrás, Curridabat, Barva y Cartago fueron fundamentales para propagar la fe y aún guardan tesoros muy valiosos.
“Sin embargo, Costa Rica empobreció en arte por saqueos, destrucciones y los robos que aún hoy día se dan”, explicó Bonilla.
Otras referencias importantes son la imagen de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Ujarrás, que se guarda en la iglesia de Paraíso y que data de 1560 ó 1565, o el viacrucis con óleos que existe en la igliesia San José de Orosi.
La imagen de la Soledad, en la iglesia del mismo nombre en San José, tiene su historia.
En un principio perteneció a la Catedral Metropolitana, pero cuando la solicitaron no la quisieron devolver, contó Bonilla.
“El asunto llegó al Vaticano, que decidió que se quedara en la Soledad, pero había que pagar”.
Reliquias
El templo colonial de San Blas de Nicoya guarda importantes obras.
La iglesia data de 1644 y ha sido dañada por temblores.
En su interior se conserva una imagen de San Francisco de Asís, de 1522, una pila bautismal de 1644, las campanas de bronce utilizadas durante 1768 y una litera del siglo XVI para transportar en andas al sacerdote. La imagen de San Pedro es del siglo XVII.
En la Catedral de Alajuela hay una imagen de la Virgen del Pilar, Patrona de la Ciudad, rica en detalles y otra de San Juan Neponucemo, antiguo patrón donde se observa la devoción que existe hacia el santo del pueblo.
La iglesia de San Isidro de Coronado es en sí una obra, donde se nota la influencia neogótica.
Colaboradores: Sussy Montero, Francisco Barrantes, Julio Peña y Ronny Soto.
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