Carlos Freer, cineasta
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Recuerdo ver a Rolando Laclé pasearse a lo largo del pasillo que queda entre la bancada de oposición y el ventanal donde se asoma el público de las barras.
Era el 1.° de mayo de 1985. Filmábamos las votaciones para el cambio de Directorio de la Asamblea. Nuestra idea era realizar para el Centro de Cine, un documental sobre ese poder de la República.
La candidata oficial para la presidencia del Congreso era doña Matilde Marín de Soto, del Partido Liberación Nacional.
Por supuesto, nuestra cámara principal estaba sobre el rostro plácido de doña Matilde, una mujer merecedora –como la que más– del honor que todo el mundo político esperaba.
Digo mal, casi todo el mundo. Porque se había fraguado, horas antes, una alianza entre los diputados de la Unidad y un grupo de los de Liberación, que resultó ser la gran sorpresa política en años.
A la hora del recuento, salió electo como presidente el liberacionista Guillermo Vargas Sanabria, para asombro de todos.
La reacción no se hizo esperar: en defensa de doña Matilde, Jorge Luis Villanueva pronunció uno de los más encendidos y elocuentes discursos que me haya tocado escuchar. Calificó al hecho como un “Mayo Negro” y así quedó bautizado para la historia. El recuerdo me vino ahora que vi a don Jorge Luis asistir orgulloso a la elección de su hijo Luis Gerardo. Y no necesitó dar un discurso.
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