Ma. Fernanda Bustamante, colaboradora
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Un estudio realizado por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), reveló que el pescado obtenido en las pesquerías del Golfo de Nicoya presenta problemas en cuanto a calidad y frescura.
Entre los inconvenientes está que los pescadores no utilizan hielo en las pangas, lo que hace que el producto se acumule y sea expuesto al sol; además, se determinó que al seleccionar el pescado, el proceso se realiza en condiciones no adecuadas, muchas veces en el suelo.
“El crecimiento bacteriano es uno de los principales problemas del pescado, y si a este se le da un mal manejo, puede provocar enfermedades infecciosas, como el cólera”, manifestó la ministra de salud, María Luisa Ávila.
“Conforme el pescado pasa de los pescadores a los intermediarios, va ganando en precio y perdiendo frescura”, dijo Fabián Chavarría, encargado de calidad de la Estación Biológica Marina de la Universidad Nacional.
Ávila recomendó a los consumidores ciertas medidas para evitar la proliferación de enfermedades, entre ellas, oler el pescado para distinguir cualquier olor desagradable y si no se tiene seguridad de su frescura, comerlo cocido; revisar la fecha de vencimiento del producto y usar limón para degradar las bacterias.
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