Franlin Arroyo González
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Lava, plancha, barre y limpia. Se dedica de lleno a sus hijos, a su mariposario, hace manualidades y vende sus propias artesanías.

Un accidente le amputó las piernas, pero no su espíritu… mucho menos pudo arrebatarle a su hijo Jeancarlo, por quien casi dio su vida.

Ericka Hidalgo, la madre que salvó a su pequeño de las llantas de una vagoneta y en la acción perdió sus dos piernas, en enero del 2007, aún espera una explicación justificada del por qué aplazaron el juicio que se llevaría a cabo el jueves anterior, pues la que le dieron no la convence.

“Dicen que la fiscal envió mal la fecha y le chocaban al juez con otros juicios”.

Pero esta mujer de 31 años no se lamenta, dejó atrás el pasado y se adaptó a su nueva vida.

Tarda una, dos y hasta tres horas más para realizar las labores domésticas, pero no se doblega.

Aparte de sus actividades que le deparan algo de dinero, cuenta con el respaldo de su marido Juan Carlos Mora, un importador de repuestos.

“Ha sido fundamental. Antes gastaba ¢20 ó ¢30 mil en un taxi, todos los días, entonces me regaló un carro y eso me da independencia, pero hay que mantenerlo”.

“En las labores de la casa me ayudan mis hijos. El pequeño alista en la noche los zapatos, el uniforme, sabe que tiene que hacerlo. Cumplo lavando y planchando. Pero he tenido que adaptar algunas cosas”, expresó.

Luchadores

La hija mayor, Jhoely Paola, de 13 años, testigo de todo lo que pasó, recibió ayuda psicológica.

“Tiene como un resentimiento contra la situación. Mi hijo en un principio tendía a echarse la culpa, pero siempre que toca el tema le explicamos que las cosas pasan porque pasan, que no fue culpa ni de él, ni mía, ni siquiera del chofer”, dijo .

Hidalgo quiere demostrar que no tuvo responsabilidad en el accidente como lo han hecho ver.

“Mi hijo es muy juguetón. Tenía tres años y creyó que estábamos jugando. Es indignante que el chofer mande a decir con algunas personas que quite la denuncia, que todo fue mi culpa. Sino quiere asumir la responsabilidad, que no lo haga”.

“Y es más indignante que no anduviera los papeles al día, que ningún fiscal, abogado u oficial de Tránsito me tomara una declaración cuando estaba hospitalizada y que el señor ya ande para arriba y para abajo con carro. Ni siquiera me dejan poner de testigo a a mi hija, que lo vio todo, y un vecino que dijo que iba a decir la verdad, ahora es testigo del chofer”.