Domingo 28 de noviembre de 2010, San José, Costa Rica
Internacionales | Cuenta detalles de su vida en nuevo libro
El Papa no hace ejercicio
Le gusta la música clásica y toca el piano / No tiene cartera
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    El Papa reza como un “mendigo ante Dios, el más mendigo de los hombres”. EFE.
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    Presentaron el libro el martes anterior. EFE.
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Ciudad del Vaticano / EFE. - Benedicto XVI, de 83 años, no hace deporte y no usa la bicicleta estática que le recomendó su anterior médico personal, Renato Buzzonetti, porque no tiene tiempo y el que tiene lo dedica a examinar documentos y a leer actas.

El Papa Ratzinger así lo cuenta en el libro “Luz del mundo”, presentado el martes anterior en el Vaticano, basado en 90 preguntas que le hizo el periodista alemán Peter Seewald.

Come con la “familia pontificia”, cuatro laicas italianas de la comunidad “Memores Domini” que cuidan el apartamento papal y sus dos secretarios, Georg Gänswein y Mieczyslaw Mokrzycki.

Con ellos ve también la televisión, los telediarios y películas, muchas de ellas en un DVD que tiene en el apartamento. Le gustan filmes como “Don Camillo y Peppone”, un clásico italiano sobre las relaciones entre el cura de un pueblo y el alcalde comunista.

Sus hábitos

Es un amante de la música clásica y toca el piano.

Viste siempre con la sotana blanca porque su secretario Mokrzycki, que lo fue también de Juan Pablo II, le dijo: “el Papa (Wojtyla) siempre vistió la sotana blanca y debe hacer lo mismo”.

También cuenta que no tiene cartera y mucho menos cuenta corriente, que usa un reloj de los años 60 que era de su hermana y cuando murió pasó a él.

Tras ser elegido Papa trasladó todas sus cosas personales desde la casa en la que vivía, cercana al Vaticano, hasta su estudio privado del apartamento papal, donde tiene colocada una librería que compró en 1954 y guarda los muchísimos libros que ha ido acumulando a lo largo de los años.

No teme un atentado contra su persona y ante las críticas que recibió por usar un camauro, un sombrero en desuso, que la última vez que se usó lo hizo Juan XXIII, se defiende diciendo que solo se lo puso en una ocasión.

“No sabe” si Juan Pablo II lo quiso como su sucesor y afirma que es una equivocación afirmar que los papas son infalibles y que el Papa puede equivocarse.

Nunca pensó que sería elegido Papa y afirma que si se da cuenta de que su salud física o psíquica le impide desarrollar su ministerio no dudaría en renunciar.

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