Cristina Arias agradece una y otra vez el que ella, su esposo Edwin Umaña y su hijo Daniel, de 11 años, estén vivos, luego de la avalancha.

“Fue impresionante, sin palabras. Los árboles, las piedras, los postes y el barro se veían pasar por la altura del techo. Era para que muriéramos”, recordó Arias.

Comentó que antes de medianoche los despertó un fuerte ruid, “como si se hubiera caído un avión”.

Ella escapó a como pudo con su hijo por la ventana de su cuarto, y su esposo, aunque quedó atrapado en la sala, logró ponerse a salvo.

Desde el día de la tragedia alquilan una casa pues debieron abandonar la propia en la que han vivido siete años.

El miércoles anterior visitaron la vivienda pues la están reparando para volver a vivir en ella. “Nos ha costado mucho como para abandonarla”, expresó con firmeza.