Felipe Arrieta S., colaborador
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En la actualidad, el delantero Cristian Lagos, el periodista Everardo Herrera y la modelo Nancy Montero son personajes reconocidos por destacar en sus oficios.

Pero antes de alcanzar el éxito, estas tres figuras nacionales tuvieron que trabajar horas extras en labores que pocos se imaginan.

Nancy trabajó durante siete años cortando pelo, oficio que aprendió desde muy pequeña, cuando apenas tenía 12 años.

“Aprendí desde muy chiquita, empecé por mi tía, ella vio que tenía mucha facilidad para eso, me dijo que me metiera a estudiar”, contó la modelo.

A los 15 años y aprovechando su tiempo libre después del colegio, Nancy ya era todo una estilista profesional y con una lista de clientes envidiable.

“No me quedaba tiempo para absolutamente nada más, trabajaba de lunes a sábado de 8 a.m. a 8 p.m.”, contó Nancy.

Montero decidió dejar las tijeras de lado a los 19 años y dedicarse al modelaje profesión que le permitió tener tiempo libre para estudiar administración de empresas.

“Siempre había querido modelar y que me quedara tiempo para estudiar y otras cosas”, finalizó Nancy.

Del campo a los micrófonos

Everardo Herrera, antes de destacar en el periodismo deportivo, pasó toda su infancia como agricultor, entre sembradíos de caña, frijol y maíz en San Rafael de Alajuela.

“Desde que tenía siete años mi papá me llevaba al campo me gustara o no, te mentiría si digo que me gustaba”, confesó el reconocido comunicador.

Hasta que concluyó el colegio, Herrera combinó los cuadernos con el sol y la tierra, además de trabajar con sus vecinos como peón algunas veces.

“También a veces le ayudaba a algunos vecinos como peón que me pedían que fuera a jalar tomate, machetes y todas esas cosas”, relató Everardo.

Peón de sus sueños

La historia de Cristian Lagos es de esas que muestran que en la vida no hay imposibles y que todos los sueños se pueden alcanzar.

El delantero de Brujas pasó de trabajar en las bananeras de Siquirres a ser uno de los goleadores del fútbol nacional.

“Trabajé en bananeras desde los 14 años, trabajaba en las vacaciones de tres meses después de salir del colegio, para poder pagarme los estudios, porque mis padres eran muy pobres”, contó Lagos.

A los 16 años decidió dejar el colegio e ingresar de manera permanente a las bananeras debido a la difícil situación económica.

“En las bananeras hay que levantarse a las tres de la mañana para agarrar un bus que sale a las cuatro para la finca”, recordó el goleador brujo.

Su labor era una de las más duras en ese oficio.

“Empecé 'conchando', que era echarse la fruta al hombro, llevarla al cable, guindarla en una rola, que traía una cadena donde se mete el pinzote del banano, cuando cargaba unas 25 frutas, me ponía una rienda en la cintura y la llevaba hasta la planta empacadora, podía ser un trayecto de kilómetros”, recordó.

Ahora sueña con llegar a la Selección, algo que sin duda logrará si pone el mismo empeño.