Carlos Freer, cineasta
cfreervalle@gmail.com

Después de los diluvios de este año, ya no cabe duda de cuáles deben ser las prioridades para el país.

Sin cavilaciones, crear obras de ingeniería civil, para mitigar los desastrosos efectos que tienen inviernos como el que estamos padeciendo.

Y no volver a caer, en la trampa de organismos financieros internacionales que nos hicieron creer que hacer puentes espaciosos, drenajes, diques, estudios geológicos, conservación de suelos y todo aquello que nos haga conducir por el mejor camino el aluvión de las aguas, era de segunda o tercera importancia.

Para emprender toda la reconstrucción y recuperar la ahora perdida obra de ingeniería civil pública, ¡qué falta nos hace un hombre visionario, emprendedor y de sin par honestidad como Jorge Manuel Dengo!

Ese ingeniero que supo ponerse el casco y emprender el aprovechamiento de nuestros recursos hídricos, al frente del ICE en sus momentos claves de desarrollo, o crear la Oficina de Defensa Civil, frente a una de las peores catástrofes naturales, como lo fue la emergencia del Irazú.

Don Jorge sabría diseñar, sin ninguna duda, la política de volver a colocar al país en el camino del progreso y desarrollo que tanto impulsó y que parece escapársenos de las manos.

No sólo en la obra material, sino, en lo más importante: el espíritu de trabajo, honradez, ética y capacidad que acompañaron siempre su gestión.