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Grandes y pequeños se acercaron a disfrutar de juegos mecánicos. Marcela Bertozzi.
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Las manzanas escarchadas y algodones de azúcar no faltaron en los puestos de comida. Marcela Bertozzi.
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La presencia policial no podía faltar en el lugar para la mayor seguridad de los visitantes. Marcela Bertozzi.
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El carnaval ya llegó y a Limón le hacia falta. El primer fin de semana de estas esperadas fiestas caribeñas estuvo muy alegre, tibio, pero tentador.
El campo ferial de Japdeva, donde se ubican los chinamos y los juegos mecánicos, lucía ayer en la tarde fértil en diversión, ameno y muy, pero muy colorido.
Mientras en las calles del centro de la ciudad era un sábado normal y la gente hacia sus actividades diarias, allí jóvenes y adultos y en especial los niños la pasaban de lo lindo, mientras el sol se ocultaba entre las nubes y hacía un calor placentero.
Es notable que ya todo esté montado, tomando en cuenta que no fue hasta el miércoles en la tarde que a la presidenta de la Comisión del Carnaval, Wendy Lynch, el Ministerio de Salud le dio los permisos.
“Está tibio, igual las ventas, pero conforme pasan los días confiamos en que llegue más gente y esto se ponga más bonito”, aseguró Laura Ramírez, dueña del chinamo Fashion Pink, que vende todo tipo de ropa para mujer.
Sin embargo, hay gente a la que no le gusta la actividad. “A mi esto no me parece un carnaval, más bien es un turno, a mi me gustaba ver los puestos en el centro de la ciudad”, aseguró Luis Siles.
Mientras, los más pequeños estaban encantados con los carruseles, la mayoría son para ellos, desde Super Ratones, Dumbos, unicornios y motos que giran sin cesar.
Los más jóvenes ponen a prueba su estómago con el Crazy Wave y el Kamikaze, aparatos especiales para producir vértigo y “huecos” en el abdomen, si se consideran los gritos que pegaban.
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