Neyssa Calvo Achoy
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Una buena dosis de yoga a la semana le dará a sus hijos las herramientas para un adecuado desarrollo de su cuerpo y mente.

Incluso se recomienda iniciar con la técnica de relajación desde los primeros meses de vida, en especial porque el lazo entre los padres y sus pequeños se hace más fuerte, aseguró la experta en estimulación temprana Daniela Vargas, de Yoga Senses, Curridabat.

“Cuando se empieza antes del año se logran introducir rutinas útiles que permiten la relajación del bebé y técnicas para dormir, entre otros”, señaló Vargas.

En general el programa permite el desarrollo motor, la estimulación sensorial y una preparación de la destreza motora.

Asimismo, los pequeños que lo practican tienen al alcance de sus manos técnicas de respiración, logran autoconfianza, aprenden valores y alcanzan sus logros con mayor facilidad, resaltó Magaly Cubillo, de Krama Yoga Center en Guachipelín de Escazú.

Es importante tomar en cuenta que se pueden ver beneficios en las diferentes etapas del crecimiento de los niños.

Así, por ejemplo los niños de cero a 12 meses logran estimular los sistemas digestivo, circulatorio, respiratorio y neurológico del cuerpo, lo mismo que los niveles de energía para que el bebé se sienta animado, indicó Vargas.

En una etapa más avanzada, de 12 a 24 meses, se trabaja la agilidad motora del menor, así como ejercicios para mantener posturas adecuadas al caminar.

Las clases por lo general no se extienden por más de una hora a la semana e incluyen calentamiento, tiempo de meditación y relajación, lo que conlleva a una mejor concentración.

Esta disciplina en los niños permite que logren controlar los momentos de enojo, tristeza e indignación, señaló la instructora de Promenade Nango Murray.

Agregó que en situaciones de crisis ponen en práctica los tiempos de respiración y bajar así los niveles de tensión.