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El sentimiento entre Wardy y la afición liguista hizo que el jugador piense en volver. C. Borbón
Rodolfo Rodríguez L., colaborador
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Alajuela. No es cualquiera al que lo expulsan y sale ovacionado por la misma afición del rival.
El carisma que le tienen los rojinegros a Wardy Alfaro quedó más que claro, y dejó ver el romance que mantienen ambas partes, luego de que el guardameta partiera a tierras caribeñas.
“Es una nueva etapa de mi vida, pero estoy agradecido inmensamente, la verdad no me lo esperaba”, mencionó Alfaro.
Si había alguna duda de que Wardy lleva los colores liguistas en su sangre, ayer mismo se encargó de reafirmarlo.
“Al principio, cuando salí a calentar se me vinieron muchas cosas a mi cabeza, de tantos años acá, tantos partidos.
“Ahí sí se me pusieron los ojos rojos y ya al final más bien fue una gratitud de mi parte, a la gente que se levantó”, citó.
En su regreso al Morera, recibió dos anotaciones y al minuto 75’ cometió un penal, por lo que vería, además de la expulsión, el “homenaje” de su vida.
“Nunca pierdo la esperanza de volver, creo que las puertas están abiertas, porque nunca di de qué hablar y el apoyo de la afición me reconforta”, concluyó Wardy.
Un partido que para las aspiraciones del Santos no dejó saldos positivos y se complican en la tabla del Grupo B, con 18 puntos, los mismos del Brujas, sólo que con un gol diferencia de -10.
Si existía alguna presión en las filas santistas por parte de la directiva, ahora más: deben ganarse la clasificación ante San Carlos en casa y la “U” como visitante.
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