Antonio Alfaro
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Nueva York. - No cualquiera sobrevive en la selva de Nueva York, pero Roy Miller parece hacerlo sin problemas.

Come a lo tico, gracias a su esposa, evita la comida rápida y no visita mucho Manhattan. Prefiere New Jersey -el estado vecino, donde en realidad se encuentra el estadio- tan cercano y tan distinto, a unos 25 minutos en automóvil de Nueva York, unos 50 si se viaja en tren.

“Es muy diferente, Nueva York es más acelerado”, comenta Roy, quien puede ver desde su casa los rascacielos de la gran ciudad, ahí por donde Henry acaba de comprar su apartamento de casi $15 millones.

De visitar la Gran Manzana tan solo de vez en cuando, conoce el Central Park y Times Square, pero podría perderse un rato buscando algún otro sitio, pasarse un par de estaciones o tardar en encontrar la conexión correcta, según admite. Él prefiere el hogar y dedica gran parte del día a su pequeño Nikolay, de un año y tres meses. “Trato de pasar en casa disfrutándolo”.

Aunque le falta mucho por conocer y tiene pendiente presenciar algún partido de la NBA, de fútbol americano o de hockey, ya tendrá tiempo de hacerlo, según se dice a sí mismo.

Lo suyo es consolidarse en el Red Bull, como lo ha hecho hasta ahora en su primera temporada. Aunque la venta de camisetas corra por cuenta de las figuras como Henry, “Rafa” Márquez o Juan Pablo Ángel, el costarricense se ha convertido en uno de los pilares del equipo, uno de los seis jugadores con más minutos jugados.

“He hecho un buen trabajo, pero sé que falta mucho por mejorar y no hay que relajarse”, señala Roy, quien se está adaptando bien a un fútbol muy táctico.

Consolidarse en el extranjero no siempre resulta fácil, pero Miller parece preparado, luego de cuatro años en Noruega, donde hasta el clima castiga con épocas de escasas cuatro horas de sol al día. Allá aguantó tiempos duros, se estableció y hasta recibió a su hijo, nacido en Noruega. Aprendió cuánto cuesta a veces ser de los llamados legionarios.

“Cada país tiene sus cosas, pero estoy contento, poco a poco acoplándome a la vida, a la gente. Creo que me ha caído bien el cambio”.

Miller incluso se ha acoplado a un camerino que parece una representación perfecta de Nueva York, con jugadores de todas partes del mundo, desde Jamaica, Colombia hasta Nueva Zelanda, Sudáfrica y Senegal; desde México hasta Francia, Marruecos, Estonia, Bosnia y Costa Rica, Camerún, Dinamarca y Canadá. Todos hablan un poco de inglés y mucho de fútbol.

Así ven a Miller

Hans Bah-kuh.

Rafael Márquez, zaguero de Red Bull.

“Tiene calidad, ayuda mucho al equipo y estará considerado cien por ciento para la selección de Costa Rica”.

Thierry Henry, delantero de Red Bull.

“Es un buen lateral, sale bien con el balón, con buen toque y después tiene ganas, que a veces es lo más importante”.

Hans Bah-kuh, técnico del Red Bull.

“Tiene muy buenas condición. Jugó con la selección dos partidos en tres días y vino a Nueva York y jugó 90 minutos”.