Estudiantes de tercer grado de una escuela de Rincón Grande de Pavas, San José, no tuvieron que viajar muy lejos, la mañana de ayer, para desenterrar restos óseos y y trozos de vasijas indígenas. Por varios minutos se transformaron en arqueólogos.
Lo hicieron alegremente en una piscina de arena, de siete metros de longitud, que las autoridades inauguraron en una sala especialmente acondicionada del Museo de los Niños. Los 30 escolares incluso utilizaron instrumentos propios de la arqueología para inspeccionar “una tumba de cajón”, similar a las construidas por los indígenas. También rebuscaron en una simulación de basurero precolombino que se ubicaba junto a los ranchos. La nueva sala cuenta con juegos interactivos y rodillos para imprimir figuras precolombinas en la piel.
