Domingo 10 de julio de 2011, San José, Costa Rica

Aunque no lo crea

Domador de cocodrilos

Neyssa Calvo Achoy

ncalvo@aldia.co.cr

A escasos 10 metros de Gilberto Shedden espera por más comida su amigo “Pocho”, un cocodrilo a quien le salvó la vida hace 20 años.

Su particular “compa” mide cinco metros, tiene filosos dientes y vive en un lago junto al restaurante Las Tilapias, en el centro de Siquirres.

Su amistad le valió a Gilberto ser conocido dentro y fuera de nuestras fronteras como el “Tarzán Tico”. Y es que no es para menos porque la relación entre “Pocho” y su cuidador es muy estrecha.

Todos los domingos de 4 p.m. a 5 p.m. se pone su traje de “Tarzán” y monta un espectáculo con su fiel amigo donde nadan juntos y se revuelcan en el agua como dos chiquillos.

“La gente se sorprende mucho porque siempre hay algo diferente en el ‘show’. Me subo sobre él o meto la cabeza en su boca”, destacó con humor Gilberto también conocido como “Chito” porque de chiquillo andaba subido en los árboles.

Su historia ha circulado por el mundo, pues las cámaras han llegado de Chile, Italia, México, Alemania, Australia, Brasil y más recientemente de África donde se produce desde hace cuatro años el filme en su honor “Tocando el dragón”.

“Solo faltan como 30 minutos de filmación para concluir la cinta que se espera se estrene en el 2012”, destacó el Shedden quien dice haber grabado también en África, la última vez en octubre del año pasado.

Sin miedo

La amistad entre este hombre que cumplirá 54 años, el 15 de agosto, nació un domingo mientras él y unos amigos iban en bote por el río Parismina en la zona del Caribe.

“Lo encontré flaco y no se movía. Me acerqué y vi que tenía un balazo en la cabeza. Así que me lo llevé a mi casa para curarlo, en el lago donde tenía tilapias junto a mi casa”, recordó.

Poco a poco el reptil se fue haciendo más fuerte y permitió la cercanía de Gilberto. ¿Miedo? Nunca. Fue un sentimiento que cruzó por la mente de este domador que según dice, le encantan los animales. Tan solo imaginen que en su casa tiene monos, culebras, iguanas, tortugas y gran variedad de pájaros.

“Yo aprendí a cuidarlos solo, pero tengo un biólogo y veterinario que vigila la salud de los animales”, dijo el entrenador.

Quiere hacer crecer su negocio y también su espectáculo al punto que ya trabaja con unos 50 reptiles, entre cocodrilos y caimanes. Eso sí, los entrena solo porque no ha encontrado a nadie tan valiente para jugar con sus amigos.