El féretro en el que descansa el cantante y compositor, asesinado a balazos el sábado en Guatemala, fue introducido en un carroza fúnebre mientras sus seguidores cantaban su popular canción “No soy de aquí, ni soy de allá” y lanzaban flores.
Miles de personas, incluyendo representantes de la política y de la cultura, se despidieron el martes de Cabral en el pequeño Teatro ND Ateneo de Buenos Aires, escenario en el que el cantautor se había presentado por última vez en Argentina, el pasado mayo.
En respeto a la voluntad del cantautor, sus restos fueron incinerados en el cementerio Jardín de Paz.
La emboscada en la que murió el trovador habría sido ordenada al parecer por un narcotraficante nicaragüense, quien planeaba asesinar al empresario Henry Fariñas porque éste se habría quedado con dinero de las drogas, dijo una fuente que pidió anonimato.
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