Ellos, los metaleros y metaleras que tienen fama de ser los más fieles de su género, montaron guardia en las afueras del estadio Ricardo Saprissa, para ser testigos de la presentación de uno de los cuatro grandes del thrash metal: Slayer.
Ambiente festivo
A las 4 p.m. la lluvia trató de echar a perder la gran fiesta que desde hace una semana los roqueros montaron en Tibás.
Fue necesaria la compra de capas, aunque a muchos no les importó mojarse, para evitar que les quitaran su lugar de privilegio en las filas.
Aparte de tatuajes, pelos largos, “pearcing”, mezclillas rotas y camisetas con logos de Slayer y otras bandas de culto, también se pudo ver la belleza de las chicas.
Aquello era como Las Naciones Unidas, pues no solo los ticos llegaron a disfrutar de Slayer, también hubo fuerte presencia de fanáticos de Panamá, Nicaragua, Guatemala y de Honduras. Definitivamente el rock une ¡y de qué manera!