Ciudad Quesada. Caras largas, rostros desencajados y tristeza por recibir un golpe bajo en propia casa, predominaron en los jugadores sancarleños, tras caer 0-1 ayer frente a Alajuelense.
Sabedores de que debían respetar su campo, los norteños lamentaron quedar contra la pared, pese a jugar con un hombre extra más de 85 minutos.
No obstante, aseguraron que la fe sigue inctacta, pese a la adversidad que impera en la final.
“Vamos a ir a Alajuela como hombres, aquí nadie agacha la cabeza”, aseguró Manfred Russell, pese que a su propio técnico parecía no asimilar aún la derrota.