Erick Carvajal M.

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Cuando Daniel Cambronero habla de su niñez hace una pausa y su voz cambia un poco.

Fue una etapa dura de la vida. “Vivimos cosas difíciles”, dijo el arquero herediano.

Cambronero vivió su infancia en el antiguo Bajo Matra, un barrio de La Uruca.

“Creo que todo eso me dio fuerzas para levantarme, no solo a mí, sino a mis padres y hermanos”, explicó.

Las carencias estuvieron presentes mientras el arquero crecía y jugaba al fútbol con sus amigos del barrio.

En aquellas mejengas jugaba al campo y no soltaba la bola. Entró a la escuela de fútbol del Saprissa a los 11 años y el primer uniforme que tuvo fue de campo.

Un día, recordó, el portero del equipo no llegó, así que tomó el timón bajo los tres tubos y nadie lo pudo sacar más y su papá tuvo que invertir en un uniforme de portero.

“Gracias a Dios ahora tenemos una familia unida, que lucha todos los días por salir adelante y eso es lo importante”, explicó.

Cambronero prefiere hablar del futuro, mirar hacia delante, porque como dijo en medio de la entrevista, ahora, esta etapa de su vida se llama: ¡Felicidad!